CIUDAD DE MEXICO (apro).- El humano, nos enseñan los que saben del tema, como todo los seres, se mueve y se manifiesta en un mundo de luz y de colores, un mundo en el que la vista recibe mayormente los efectos del mismo, efectos que no pocas veces forman los caracteres y dirigen las conductas de nuestra especie, por lo que se puede decir que las conductas de las personas, en gran medida, son el resultado de la luz y los colores.

Esos mismos expertos del tema, nos dicen que si bien el humano no siempre se ha explicado lo anterior, siempre ha sentido más o menos claramente el poder de los mensajes de los colores, por lo que atribuyó a los mismos conceptos, sentimientos, signos y agregan que, experimentos llevados a cabo más recientemente, confirman que los colores influyen en el ser de los humanos tanto en lo psicológico como en lo fisiológico, que los colores desempeñan un papel considerable en la vida de nuestra especie. Esos mentados peritos en el tema, igualmente nos informan que nuestros antepasados, los habitantes de las cavernas, ya asociaban el color rojo al mito del fuego y la vida. Los fenicios, por su parte, poseedores del secreto del color púrpura, un rojo violáceo, contribuyeron a dar más valor a dicho color (al rojo) al hacerlo una mercancía especial, al ligarlo a la idea del poder y la riqueza. Según leyenda, el mismo dios Melkart fue quien lo descubrió, por azar, al ver cambiar hacia el púrpura el color de su perro después de que éste comiera muchos moluscos, conocidos por los científicos como murex. Por cierto, los centros comerciales de los fenicios tenían fama de oler, y no a rosas, debido a esos moluscos. Esa variedad del rojo fue reservada para el uso exclusivo de los emperadores romanos, que castigaban con la muerte al que no respetara dicho privilegio.