MÉXICO, D.F., 20 de octubre (proceso).- El próximo presidente, Enrique Peña Nieto, intentará retomar el rumbo “interrumpido en 1994” de las llamadas reformas estructurales, que no son otra cosa que la adecuación de la legislación mexicana a las condiciones impuestas por los organismos financieros internacionales con el fin de crear el escenario ideal para el modelo neoliberal.
A partir de diciembre de 1982, a escasos tres meses de la nacionalización bancaria, con la llegada a Los Pinos de Miguel de la Madrid, México emprendió las medidas correspondientes; éstas se fortalecieron y acrecentaron durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Pero los cambios constitucionales y legales se interrumpieron en 1994, primero con el alzamiento zapatista; después, con los crímenes políticos (Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu); más adelante, con el famoso “error de diciembre”, que provocó una de las crisis económicas más severas, y, finalmente, con la pérdida de la mayoría priista en la Cámara de Diputados, en septiembre de 1997.
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