CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- No sé en qué condiciones se encuentre el diálogo entre el gobierno y la CNTE en el momento de la aparición de este artículo. El meollo de la discusión, la abolición de la ley que reforma la educación en México o su permanencia, toca un tema fundamental de la libertad y de la vida civil que no se agotará con ese diálogo.
Soy de aquellos que se suman a la abolición de esa ley; soy también de aquellos que piden un diálogo nacional que permita una construcción consensuada sobre el destino de la educación en nuestro país. Pero soy también y, sobre todo, un crítico de la educación misma. Creo en ese sentido que un diálogo sobre el tema debe antes que nada cuestionar la perversidad que se encuentra en la palabra que ha creado el conflicto.
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