“CRISIS”

México, D.F., 15 de junio (apro).- Atribulados vivientes: es natural que estén alarmados, con los pelos erizados, sudando frío e incluso temblando de miedo, pues están viviendo o, mejor dicho, sufriendo un momento crítico en sus existencias, ya que en todos los rincones de esa aldea mundial en que ha convertido la globalidad al planeta Tierra, su tan amada, tan deseada y hasta exigida democracia está inmersa en una profunda crisis… crisis que los tiene con el ánimo en suspenso por caminar en la cuerda floja, tendida sobre el abismo de la duda, del no saber si la democracia seguirá siendo como la concibe e interpreta la globalidad en que viven… o bien si cambiará… si están asistiendo a su agonía… o ya a sus funerales.

Desilusionados y angustiados vivientes, por si les sirve de consuelo, su servidor les informa que esa situación no es nueva en la humanidad; que en larga estancia sobre la Tierra ha visto compactas multitudes sufrir y caer en la confusión por haber perdido la fe en pensamientos, en ideales, filosofías, ideologías –pónganle la etiqueta que más les guste– que eran brújula y faro para las conductas individuales y sociales de la criatura humana en diversos tiempos y lugares, como ocurrió con el cristianismo, el comunismo y, en la actualidad, con la democracia, por contar solamente los más señalados y conocidos, hijos los tres, por cierto, del llamado Mundo Occidental… que es el que fundamentalmente ha vertebrado, administra e incluso va imponiendo la globalidad en la que se mueven y los mueven. Asimismo, su servidor ha sido testigo de cómo los administradores de esas ideologías, hegemónicas, cuando pierden fuerza o cuando agonizan, siguen defendiéndolas y hasta justificando pretextos… a veces peregrinos. Veamos, aunque sea de manera sumaria, lo que sucedió con el cristianismo, ejemplo que ilustra este proceso.



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