CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Ser un amargado en Navidad es lo de hoy. Vienen los cuestionamientos a la religión, al consumismo, a la exclusividad de la unión familiar.
La verdad es que ir a ver historias cursis sobre la importancia de la festividad es cada vez menos atractivo. En cambio, burlarse y reírse le viene mucho mejor, y es necesario, para cimbrar lo ya caduco de esta época.
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