CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Quieren hacernos creer que, igual que el colesterol, hay neoliberalismo malo y también del bueno. Mientras el primero lo representan quienes no colaboran con la autonombrada Cuarta Transformación, el neoliberalismo bueno es cómplice y entusiasta aliado del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador.
En un formidable libro publicado hace unos años, El Pueblo sin atributos: la secreta revolución del neoliberalismo, la filósofa Wendy Brown define al neoliberalismo con criterios menos arbitrarios. Refiere a una ideología interesada solamente por los atributos económicos de la persona, que desprecia cualquier otra seña de su identidad: cultura, historia, espiritualidad, arte, valores, ideas, entre otras características que, no obstante, también forman parte de la complejidad del ser humano.
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