MEXICO, DF, 16 de junio (apro).- En los tiempos de la hegemonía priista, una regla no escrita del sistema rezaba que “quien se mueve, no sale en la foto”. Era una clara referencia a las virtudes de docilidad, silencio y mesura entre los precandidatos priistas que, generalmente, formaban parte del gabinete presidencial en turno.
Por supuesto que las patadas debajo de la mesa siempre estaban presentes y, en algunos casos, como en la tragedia de octubre de 1968, los más interesados en eliminar al contrario utilizaban la represión o las matanzas para influir en el ánimo del “Gran Elector”, el Supremo Presidente.
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