De la censura presidencial (y el regreso de Aristegui)

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En los dos sexenios anteriores, de los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, por inhibir el ejercicio periodístico, ha quedado plasmado en declaraciones y discursos que, mediante hábiles juegos retóricos, intentan confrontar a la sociedad con los medios, retorcer el valor de las libertades, dictando “línea” para fortalecer su imagen y controlar la percepción popular.

Conscientes del poder que ejercen sus palabras en la sociedad, pero sobre todo en dueños y directivos temerosos de perder los ingresos por publicidad oficial, y aún más por los negocios que, apuntalados en la fuerza de titulares del día y primeras planas, nada tienen que ver con el periodismo, los presidentes saben dar el manotazo sobre la mesa y quien los desafía padece las consecuencias.



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