Para Pietro Ameglio
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La llamada realpolitik –esa forma de hacer política heredera de Maquiavelo a la cual puso nombre Bismarck– perdió la ética y, con ella, la relación vital que existe entre medios y fines. Y eso se observa con nitidez en las precampañas electorales que vive México. No hay partido político ni precandidato a puestos de gobierno que, en nombre del pragmatismo, no haya destruido esa relación fundamental de la vida natural y política.
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