Marta Lamas
MEXICO, DF, 9 de abril (proceso).- La marcha del miércoles pasado, que expresó el dolor y la indignación de miles de ciudadanos en todo el país, es un hecho trascendente. El silencio y la pasividad son indicadores del terror, la despolitización, el hartazgo y la frustración, y la convocatoria de Javier Sicilia vinculó y movilizó a personas de distintas trayectorias y pertenencias grupales. Pierre Nora dice que después de una conmoción o una tragedia aparece la memoria comunitaria y se instala lo que él denomina el “deber de memoria”: el esfuerzo para que no se olvide lo ocurrido. Lo que está demostrando Sicilia, entre otras cosas, es la fuerza de su deber de memoria, no sólo con su hijo, sino con todos los demás inocentes sacrificados.
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