Defender los servicios públicos es defender la democracia

Por Rosa Pavanelli y Magdalena Sepúlveda

Reconozcámoslo: el impacto de la pandemia es dramáticamente distinto dependiendo dónde se viva y cuánto dinero se tenga. En Europa, Estados Unidos, China y un puñado de países ricos, los restaurantes y bares están a rebosar, los gimnasios vuelven a abrir y la gente empieza a socializar sin miedo. Para los países que han acaparado la mayoría de las vacunas contra el Covid-19, existe la esperanza de que se haya volteado la página de la pandemia de una vez por todas. En otros lugares, desde países como la India hasta continentes enteros como África y América Latina, el virus -y sus variantes- siguen haciendo estragos, con su rastro de muertes, hospitalizaciones, desempleo y pobreza. Estas dos realidades tan opuestas tienen un denominador en común: el llamado constante a la austeridad.



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