CIUDAD DE MEXICO (apro).- Tengo un par de alumnos de ajedrez, los cuales buscan progresar en el entendimiento del juego y, desde luego, participar en torneos para poder medir así sus avances. Hemos trabajado básicamente en la parte táctica del juego, haciendo que hagan tantos ejercicios de táctica como les sea posible, de manera tal que poco a poco sus cerebros vayan recordando las maniobras típicas, los patrones, las posibilidades típicas que se dan en muchas posiciones. Esto tiene una finalidad: hacer que los estudiantes vean más jugadas buenas, calculen mejor y no sean inferiores en la táctica a ninguno de sus rivales. Afortunadamente hay muchas posiciones, miles en realidad, con todos los temas posibles y quien trabaje en este aspecto de su juego, notará una mejora en su ajedrez.
Pero además de esto, trabajamos en las aperturas y defensas que jugarán en los torneos. Hemos, por ejemplo, empezado con la defensa escandinava, que aunque mucha gente piensa que es una defensa inferior, no es tan fácil romperla si se juega de forma imaginativa con negras. Una de las variantes más agudas es la bautizada como la variante portuguesa, la cual genera de entrada muchísimas complicaciones pasando apenas menos de una decena de jugadas.
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