Patricia Dávila
MEXICO, DF, 8 de junio (proceso).- Desde septiembre de 2010, decenas de jóvenes comenzaron a frecuentar bares y centros de espectáculos de la Zona Rosa y la Condesa. Iban en grupos de 20 o 30. Desde el principio advirtieron a los gerentes de los establecimientos que estaban ahí para vender estupefacientes; les dijeron que si no les permitían el acceso los matarían. Ante las amenazas, terminaron por abrirles las puertas de sus negocios.
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