SARAJEVO (proceso).– El pasado 15 de marzo, la directora bosnia Jasmila Zbanic esperaba una de esas noticias trascendentales en la vida laboral de cualquier cineasta. Pero no fue lo que supo enseguida. Primero recibió un susto: Su compañero sentimental dio positivo por covid-19, y tuvo que aislarse por la cuarentena. Horas después, la amargura de la jornada se mezcló con la euforia y la exaltación por el anuncio de que su última cinta, Quo Vadis, Aida, había sido nominada al Oscar como candidata a mejor película extranjera.
Se trata de un drama bélico, y cuenta la historia de una intérprete bosnia de la ONU que intenta salvar a su familia en la época del genocidio de 1995 en Srebrenica, donde milicias serbias asesinaron a miles de varones musulmanes.
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