Javier Sicilia
MEXICO, DF, 2 de julio (proceso).- El país está roto. La violencia que nos azota tiene su réplica en las disputas políticas, en las descalificaciones ideológicas, en el desprecio y la sospecha. Para algunos “””en este país de dolor y de una corrupción de la palabra tan profunda como la de las instituciones””” dialogar es claudicar; hablarse duro y claro, sin que eso termine con la humillación del adversario, sino en un abrazo, es fracasar. No fue otra cosa lo que algunos leyeron bajo la lógica mediática. Una fotografía, entre miles que se tomaron en el Alcázar del Castillo de Chapultepec y entre las miles de imágenes de la narrativa que Argos llevó a las pantallas: la de un abrazo entre Calderón y yo, magnificada por los medios, terminó por imponerse, en algunas lecturas sesgadas, a los símbolos, a los contenidos profundos, a los logros y a los avances de este primer diálogo entre el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y el Poder Ejecutivo.
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