CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Habría que preguntar de qué es la disculpa. Podría ser que una mansión no debería ser comprada por la esposa de un presidente de la República por más dinero que ella tuviera, porque en un país pobre eso es algo así como un insulto. Quizá a eso se refería Enrique Peña Nieto cuando inesperadamente ofreció unas disculpas, pero no es del todo seguro que tal fuera su propósito.
El caso es que Peña insiste en que la operación de compra de la llamada Casa Blanca de Las Lomas fue algo enteramente legal. Mas lo que no podría tener explicación satisfactoria es el origen del dinero, atribuido, según se ha dicho, a su esposa mediante un bono de 80 millones entregado por Azcárraga, dueño de Televisa, por sus 25 años de servicios actorales (sólo el pago del ISR hubiera sido por más de 20 millones). Como esa versión era increíble, la Secretaría de la Función Pública realizó una investigación para que se creyera, la cual culminó en lo mismo, pero sin detalles: todo fue legal, pero el comprobante del pago del impuesto jamás apareció.
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