El atropello laboral de Nuño

MEXICO, DF (apro).- México es quizá el único país del mundo donde la evaluación del magisterio se ha convertido en un fin en sí mismo, en un símbolo de la preeminencia del Estado sobre la escuela. Toda evaluación debería estar vinculada a un esbozo de nuevo plan educativo. Es decir, que para poner en marcha unas reformas se hace necesario conocer el nivel de los profesores que se van a encargar de llevarlas a cabo, con el propósito de precisar el programa de actualización o de modificación del patrón de enseñanza. Pero en nuestro país la evaluación no tiene nada que ver con el conocimiento del nivel profesional del magisterio para fines reformistas.

La Secretaría de Educación, ahora a cargo de Aurelio Nuño llevado ahí desde la Oficina de la Presidencia, ha dado a conocer el significado de la evaluación: otorgar un aumento extraordinario de salario a quienes tengan una calificación sobresaliente. Esto implica que por encima del escalafón y de la antigüedad, la SEP premiará a los “buenos” y dejará fuera del incremento salarial a los “malos”, lo cual generará una diferenciación perniciosa entre colegas que realizan la misma labor: a trabajo igual, salario igual, reza una máxima mundial que está siendo atropellada por Aurelio Nuño y su jefe Peña Nieto.



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