MÉXICO, D.F., 8 de octubre (proceso).- Según Marcelo Ebrard, uno de sus temores más grandes como jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), si no es que el mayor, es no estar preparado para enfrentar una catástrofe como la del terremoto del 19 de septiembre de 1985, que destruyó parte de la Ciudad de México y mató a 3 mil 692 personas, de acuerdo con el más reciente dato oficial dado a conocer por el propio GDF durante la ceremonia del 26 aniversario de la tragedia.
Pero a esta particular inquietud se suma otra, por una situación no menos riesgosa: el gradual acercamiento de los capitalinos a la violencia, como las balaceras a plena luz del día, la aparición de cuerpos decapitados y el surgimiento de grupos anarquistas proclives a emprender acciones de corte terrorista.
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