EL COMANDANTE YANQUI

MÉXICO, D.F., 28 de julio (proceso).- “Por unos instantes la oscuridad de la noche habanera lo envolvió. Era como si fuese invisible, como lo había sido antes de llegar a Cuba en medio de la Revolución. Luego, un chorro de luz lo iluminó: era William Alexander Morgan, el gran comandante yankee. Estaba de pie, dando la espalda a una pared cacariza de balas, dentro de un foso vacío que rodeaba a La Cabaña, una fortaleza de piedra construida en el siglo XVIII sobre un acantilado que mira al puerto de La Habana, convertida en prisión. Manchas de sangre se secaban en el suelo donde momentos antes su amigo había sido ejecutado. Morgan, de 32 años, parpadeó frente a las luces. Ante él había un pelotón de fusilamiento”.
Así empieza el reportaje de casi cien hojas de David Grann, publicado el 28 de mayo en la revista The New Yorker, que recupera la historia poco conocida “””y en buena parte ocultada tanto por los servicios de inteligencia cubanos como estadunidenses””” de este aventurero nacido en Ohio, que engrosó las filas del ejército de Estados Unidos y de la mafia, se unió en Cuba a la guerrilla que combatía a Fulgencio Batista, y acabó dando su vida por una revolución en cuyos ideales creyó en un principio, pero que luego sintió traicionada por el giro comunista de Fidel Castro.


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