CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Desde el púlpito más poderoso del país, el presidente de México aseguró que los científicos eran unos “ladrones”. Afirmó que quienes defienden los 109 fideicomisos extinguidos defendían la corrupción. Encomendó a la directora del Conacyt, María Elena Álvarez Bullya, la tarea de armar una presentación que exhibiera la corrupción generalizada que se dio en ellos. Logró que la mayoría morenista en el Poder Legislativo los extinguiera. Y quienes le creen sin chistar o verificar, celebraron el triunfo de los buenos sobre los malos, la victoria de los impolutos sobre los manchados, el golpe que la “Cuarta Transformación” le dio a todos los mamadores de la malversación. Compraron el cuento que el presidente les vendió, sin percibir siquiera que se volvería una novela de policías abusivos y bandidos imaginarios.
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