CIUDAD DE MÉXICO (APRO).- En 2015, tras la aprobación de la batería de leyes sobre la reforma energética, en el Congreso se atoró la llamada Ley Korenfeld que pretendía una modernización de la Ley de Aguas. En 2016 y en 2018, el último intento se dio en la Cámara de Diputados, a través de la llamada Ley Pichardo, impulsada por el hijo del exgobernador del Estado de México.
La cultura del negocio privado de los bienes públicos, tan aprendida con Carlos Hank González por la cleptocracia mexiquense, no pudo consumarse mediante una ley.
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