CIUDAD DE MÉXICO (Proceso). – Las alianzas electorales suscitan controversia. Si los aliados tienen idearios diversos o contrastantes se les tacha, por buenas o malas razones, de incongruentes. En los regímenes parlamentarios europeos es común que partidos ideológicamente antitéticos cogobiernen de manera coherente y funcional (el caso de Alemania es paradigmático). Pero en México las coaliciones, que rara vez llegan a los programas de gobierno, tienen mala prensa.
En 2016, por ejemplo, el nado sincronizado patrocinado por el gobierno de Enrique Peña Nieto intentó en vano socavar una estrategia de unidad opositora PAN-PRD que acabó infligiendo al PRI la peor derrota de su historia en comicios estatales.
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