El fascismo en la sociedad

Marta Lamas / CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Hace años una autora –o un autor– cuyo nombre lamentablemente no recuerdo acuñó el concepto de “fascismo societal”. Con esa formulación aludía no a un régimen político, el tradicional de “fascismo” que surge en Europa en los años treinta y cuarenta del siglo pasado, sino a una expresión social. Ésta(e) intelectual señalaba que dicha forma de fascismo societal se despliega en este estadio salvaje del capitalismo que conocemos como “neoliberalismo” y, si no mal recuerdo, también planteaba cómo ciertas propuestas fascistas, aunque no se lleven a cabo, sirven para mantener aterrada y disciplinada a la población.

Da la impresión que nuestro país vive un proceso de “fascistización” social y que la propuesta del senador Jorge Luis Preciado (PAN) de permitirle las armas a la población es una expresión ominosa de ello. México ha tenido un lento proceso civilizatorio de despistolización, que ha contribuido, si bien todavía se queda corto, a frenar reacciones violentas de ciudadanos machistas que le vaciaban su pistola a quien los amenazara u ofendiera. La propuesta de Preciado aparece ahora, ante las dificultades de los grupos del Estado a cargo del control del delito, pero habría que interpretarla como un indicador más de la descomposición política que estamos viviendo y que augura el aumento del fascismo societal.



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