El forcejeo entre “civiles” y militares

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Dos puños en alto: la orden para guardar silencio. La seña hace enmudecer a cientos de personas que rodean el edificio de siete pisos convertido en cascajo; apagan las motosierras y detienen el motor del trascabo. Desde la cima de ese monte de piedras y varillas, en una esquina de la colonia Condesa, un militar grita mirando hacia los escombros:

–¡Norma, Consuelo o María, si me escuchan golpeen o griten!



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