Javier Sicilia
MEXICO, DF, 24 de septiembre (proceso).- El mal, como lo abordé en mi anterior artículo, El amor abstracto del presidente (Proceso 1819), puede provenir de una idea intoxicada del bien, de un amor por lo abstracto. Puede también provenir “””en el caso de los delincuentes que secuestran, corrompen, torturan, decapitan, desmiembran y asesinan””” de la miseria moral de nuestro tiempo, de un extravío de lo que Dostoievski, con la lucidez espiritual y psicológica que lo caracterizaba, llamó “la gran idea”.
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