Por: Gabriel Guerra Castellanos
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Rusia es un país fascinante, lleno de contradicciones. Con una historia milenaria, vive con un pie firmemente anclado en el pasado (en su larga etapa imperial) y el otro tanteando distintas variantes de su futuro. No es que el futuro no le interese, todo lo contrario: le obsesiona. Pero le obsesiona a tal grado que dedica más tiempo debatiendo cuál es ese futuro mientras se aferra a su historia y a buscar revivir aquellos tiempos gloriosos en que su imperio, ya fuese el zarista o el soviético, abarcaba 11 husos horarios y dominaba literalmente a medio mundo.
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