ACAPULCO, Gro. (apro).– José Andrés Soberano Mellado, de 27 años y originario de Puebla, llevaba, el día del huracán Otis, dos días apenas de formar parte de la tripulación de ACAREY, uno de los yates turísticos en Acapulco que llevan a conocer la bahía de Santa Lucía. Ahora es parte de las víctimas mortales de esa manifestación natural, otro de las consecuencias que comienza a ser dimensionada con el paso de los días.
La tarde de este domingo el olor fétido que salía de las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) de Acapulco, ubicadas en El Quemado, es más intenso que los días anteriores del huracán. La razón, al parecer, es que llegaban cadáveres de las víctimas del huracán, muchos de ellos en estado de descomposición.
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