El Tlatoani y su pepenado

Por: Héctor Tajonar

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Como en la época del imperio azteca, Enrique Peña Nieto ha pepenado a quien decidió imponer como su sucesor (el verbo pepenar proviene del vocablo náhuatl tlapepenaliztli, que significa escoger). En la tradición inmutable del priismo, el destape de José Antonio Meade evoca el proceso de selección de los tlatoanis mexicas descrito por Fray Bernardino de Sahagún en el Códice Florentino, glosado por Miguel León Portilla: “Con el nombre de varios candidatos en los labios, y posiblemente con el de uno solo en el pensamiento, comenzaba a entrevistarse con el señor de Tacuba, y con el más importante de Tetzcoco… Sondeaba opiniones. Veía después al jefe de los pochtecas o mercaderes, hombre de gran poder económico y consiguientemente de gran fuerza política. Tal vez éste pedía sólo que el futuro tlatoani diera facilidades al libre ejercicio y desarrollo del comercio y de las industrias o artesanías o, como diríamos ahora, a la iniciativa privada” (Vuelta, 130, septiembre de 1987). Después de las consultas, “se hacía una la palabra”. Todos aceptaban la selección hecha por el tlatoani, de quien habría de sucederlo como “gobernante supremo”. Así fueron elegidos Moctecuhzoma Ilhuicamina y Axayácatl.


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