Ciudad de México (Proceso).– Estando próximo el informe presidencial, era previsible que se diera la aprehensión de “un pez gordo”. Hacerlo tuvo efectos múltiples: demostrar que se está trabajando, que ya no hay privilegios y que ahora sí se está haciendo justicia, sin importar el rango. De paso se amedrentó a uno que otro priista con vista a las reformas legales a discutir y a las elecciones a realizar próximamente.
Los panistas, por ahora, están a salvo. No se confíen, para el próximo informe, anual, mensual o semanal, o para una futura crisis de credibilidad, el peso de la justicia, que es ciega, pudiera recaer sobre uno de ellos.
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