BAGDAD (apro).- Con una puesta en escena modesta y un tono severo, el primer ministro iraquí Haider al-Abadi anunció a principios de diciembre pasado que Irak había logrado controlar toda la frontera con la inestable Siria después de haber completado la liberación de las provincias occidentales de Nínive y Anbar.
Así, casi cuatro años y decenas de miles de muertos después, Bagdad declaraba formalmente su victoria contra el autoproclamado Estado Islámico (EI) y cerraba otro oscuro capítulo más de su movediza historia.
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