CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los ojos de por sí marrones de Renata Zarazúa se tornaron del color de la crema de avellanas cuando su entrenador le extendió unos panes untados con Nutella. Lo volteó a ver con incredulidad, con la sorpresa de quien encuentra un tesoro. Fue un premio por anticipado para motivar a la tenista de escasos 11 años a quien el estado de Jalisco le cargó el peso de ganar tres medallas de oro en la Olimpiada Nacional 2009.
Adhemar Rodríguez era el capitán de la selección jalisciense de tenis. Desde que el equipo se hospedó en aquel hotel de Culiacán, detectó que Renata estaba incómoda por la mala calidad de la comida que servían a los deportistas. Encontró la manera de que la niña disputara 17 partidos en una semana, sin sufrirlos. Todos los días iba a su habitación y se le aparecía con los panes que le encantaban.
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