CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La renuncia al financiamiento público de los partidos para entregar esos recursos a damnificados por los sismos de septiembre llegó por fin a la tribuna de San Lázaro, pero de inmediato la propuesta desató reclamos y jaloneos entre los diputados.
Reproches, vituperios y connatos de violencia encendieron los ánimos tras el retiro de pancartas donde se impugnaba a opositores a la medida, en una sesión legislativa que incluso se suspendió por algunos minutos.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí