Los habitantes de Donají, localidad de Matías Romero, en Oaxaca, se sienten engañados y molestos con las autoridades de los tres niveles de gobierno y con Pemex debido a las constantes fugas de amoniaco que los obligan a pasar noches en vela para reaccionar ante una emergencia o para dejar sus casas por miedo a una tragedia, como la ocurrida en 2013, cuando una fuga del químico mató a nueve personas y lesionó a cien más. Y pese a que las autoridades del estado aseguran que nunca han desprotegido a los habitantes, la realidad es que no hay equipos cercanos para responder a contingencias de tal magnitud.
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