Goma de borrar

 

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Cuando Andrés Manuel López Obrador anunció la cancelación del aeropuerto de Texcoco, expuso la razón fundamental: él no sería un florero. No estaría de adorno, contemplando cómo el capitalismo de cuates continuaba depredando al país. No permanecería sobre un librero, permitiendo que las grandes obras de infraestructura produjeran ganancias para pocos a expensas de muchos. Él no reproduciría los viejos vicios de las adjudicaciones directas, las contrataciones discrecionales, el inicio de obras sin estudios completados, el despilfarro de dinero público sin control o supervisión. Dejaría de ser figura ornamental y crearía una nueva forma democrática de ejercer el poder presidencial. Pero tanto sus acciones como sus reacciones de los últimos meses revelan a un líder que, en efecto, no quiere ser florero. Quiere ser goma de borrar.



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