LONDRES (apro).- Cuando el niño de nueve años Michael Fowoshele comenzó a comportarse de forma extraña en su escuela, las autoridades del colegio primario de Surrey Square, en el sur de Londres, se contactaron de inmediato con su madre Damilola para hablar sobre lo que le ocurría al pequeño.
Sólo entonces los directivos de la escuela descubrieron qué estaba pasando con el niño, cuyos padres son inmigrantes procedentes de Nigeria.
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