Ciudad de México (Proceso).– A lo largo de 2022 los flujos migratorios, las políticas en la materia y los juegos de poder que utilizan a la migración como ariete de conflicto han avanzado hacia un punto de extrema tensión, entre duras colisiones políticas y costos humanos cada vez más severos. Como si se tratara de una conjunción planetaria, cada proceso suma su fuerza gravitacional, no necesariamente en una dirección constructiva.
Como nunca, en estos días se han incrementado los flujos de personas que transitan por territorio mexicano, aspirando al refugio y a otras alternativas de vida. No se trata solamente de la movilidad procedente del norte de Centroamérica, que persiste y tiende a incrementarse. Hay novedades que tienen otros orígenes y son mucho mayores que el flujo centroamericano.
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