México, DF. (proceso).- Convulsionado por el hallazgo de decenas de fosas clandestinas y la desaparición de los estudiantes normalistas, el estado de Guerrero enfrenta un “reacomodo” del crimen organizado a partir de que el priista Héctor Astudillo llegó a la gubernatura el pasado 6 de junio.
Además, los nueve grupos criminales que se disputan el territorio siguen exigiendo a los alcaldes entrantes un “derecho de piso” de 15% de los fondos que les entrega la federación; de lo contrario comienzan las amenazas, el cierre de los establecimientos que tengan y, finalmente, sus vidas penden de un hilo.
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