TULA, Hgo. (apro).– Pobladores de Tula consideran que las autoridades los trataron como ciudadanos de segunda categoría, al decidir expulsar aguas negras y descargas pluviales hacia el río Tula para evitar la inundación de la Ciudad de México y municipios circunvecinos, lo cual ocasionó la anegación de este municipio la noche del 6 y madrugada del 7 de septiembre.
Aquellas horas, 14 pacientes murieron por falta de suministro de oxígeno tras una falla eléctrica, hubo pérdidas de patrimonio y el colapso económico de la ciudad ante el cierre de comercios que eran una de las principales fuentes de empleo.
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