CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Por primera vez, el Papa Francisco dirigió una carta a los católicos de todo el mundo en la que reconoce con “vergüenza y arrepentimiento” que la Iglesia no supo “estar donde debía estar” para prevenir, atender y reconocer a tiempo la magnitud y gravedad del daño causado por decenas de curas que abusaron de menores durante décadas.
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