CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Mientras fue secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional, Henry Alfred Kissinger fue el maestro de la diplomacia, pero además fue el estratega tras las sombras que consumó la cobertura global y la intención de controlar la política exterior para los intereses de Estados Unidos, nada de lo que ocurría en el mundo le era ajeno. En 1976, cuando el gobierno de Luis Echeverría consumó el Golpe a Excélsior contra Julio Scherer García, el hombre de la “realpolitik” estuvo al tanto de cada paso sobre el episodio emblema de la libertad de expresión en México.
Como secretario de Estado, entre 1969 y 1977, fue el encargado de supervisar el servicio exterior de los Estados Unidos y la política de inmigración y casi cualquier amenaza que pusiera en riesgo el estilo de vida estadunidense. Fue el miembro de más alto rango del gabinete y ocupó el primer lugar en la línea de sucesión presidencial.
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