CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Les ocurre lo que al alcohólico que no asume su enfermedad o al asqueroso que esconde la basura debajo de la alfombra, aunque también es cinismo extremo, pero los encuestadores están como si nada hubiera pasado, como si no hubieran cometido el peor fiasco de la historia de las encuestas en México.
La mayoría de las encuestas preelectorales, y sobre todo las de salida, fallaron de manera grotesca este 5 de junio, y la respuesta de los empresarios del sector es, otra vez, ignorar el asunto, como no se habla –diría Julio Scherer García– de una enfermedad sucia.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí