CIUDAD DE MEXICO (apro).- En el juego de las apariencias, las exequias del último de los próceres del Partido Acción Nacional (PAN), Luis H. Alvarez, parecen convocar a una tregua entre facciones y liderazgos, pero la disputa se manifiesta en la colección de abrazos, besos, fotos y selfies.
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