CIUDAD DE MÉXICO (aprro).- Relato dos historias, una ficticia, otra no, y con ellas mi opinión sobre una penosa realidad. La primera consiste en la aprobación, publicación y entrada en vigor de un nuevo ordenamiento legal: la Ley para la explotación, uso y aprovechamiento del aire. No es una ley cualquiera, es una ley con un fundamento constitucional sólido, porque el aire situado en el territorio mexicano pertenece a la Nación, cuyo dominio es inalienable e imprescriptible, aunque puede explotarse por particulares mediante concesiones otorgadas por el Ejecutivo Federal, de acuerdo con esa ley.
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