San Francisco, Cal. (Proceso).– La última vez que el jornalero Miguel Guzmán envió dinero a su esposa y a su hija de ocho años a su natal Guerrero fue hace dos semanas. Desde entonces no ha ganado ni un dólar.
Durante cuatro años Miguel mandó a su familia 100 dólares a la semana. Ahora que nadie contrata sus servicios no puede hacerlo. Es uno de los cientos de miles de indocumentados afectados por la contingencia sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus, que incluyó el cierre temporal de varios centros de jornaleros.
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