LONDRES (apro).–“Sentía que ya no tenía esperanzas ni fuerza alguna, lloraba todo el tiempo, se me había ido toda motivación e interés en hacer las cosas que usualmente hacía”, cuenta la inglesa Azia Singh, una joven de 17 años de edad que desde hace cuatro batalla contra la depresión y ansiedad, un problema cada vez más común entre los menores de Inglaterra.
“Me di cuenta que no disfrutaba de la vida y comencé a tener pensamientos suicidas. Desde los 13 años comencé a sufrir también de ansiedad. Los síntomas físicos eran usualmente dolores de cabeza, calambres en las piernas, hinchazón, tembleques, la pérdida del deseo sexual y cada vez más ganas de dormir”, agrega.
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