México, 5 de junio (apro).- “Con la ayuda de dios, resistiremos en Arsal y forzaremos a los infieles a retirarse heridos de muerte”, proclama Salem Huraira, un joven libanés de la secta musulmana suní y combatiente del Ejército Sirio Libre, en conversación telefónica desde Arsal.
A pocos kilómetros de esta población del norte de Líbano, fronterizo con Siria, el partido-milicia Hezbollah –de la secta chií– concentra sus fuerzas, que según Nabil Qaouk, vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la organización, “están listas para actuar y proseguir en tanto haya territorio ocupado”.
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