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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El cuadragésimo primer aniversario luctuoso de José Lezama Lima, este 9 de agosto, sólo puede servir para demostrar que sigue recorriendo mundo como lo hizo siempre, ya no desde la mesita que se conserva en su vieja casa de la calle Trocadero 162, sino desde cientos de cuadernos de tapas dobladas, de hojas sueltas surcadas con demasiada fuerza por lápices de punta roma y desde computadoras de última generación en asépticos cubículos. No quiero decir la cursilería de que vive en sus obras, sino que sus palabras continúan comportándose como si las persiguieran los nuevos relatos, poemas y ensayos de su autor.
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