VALPARAÍSO (apro).- La huelga nacional del martes 12, que tenía como propósito obligar al gobierno del presidente Sebastián Piñera a convocar a un plebiscito que abra paso a una nueva constitución, resultó todo un éxito de convocatoria; y exhibió de manera rotunda la extrema debilidad gubernamental.
No obstante, la jornada -organizada por sindicatos y organizaciones sociales agrupadas en torno a la Mesa de Unidad Social- fue una de las más violentas desde que comenzó el estallido social –18 de octubre- y derivó en numerosos saqueos, incendios, ataques a cuarteles de carabineros y regimientos, y a oficinas gubernamentales.
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