CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El 4 de junio de 1787, en su discurso de ingreso a la Academia Francesa, el historiador y poeta Claude-Carloman de Rulhière (1735-1791) introdujo uno de los conceptos que serían determinantes en su era y que perviven aun en la nuestra: el imperio de la opinión pública.
La crítica mordaz de Rulhière estuvo enfocada a los innombrables escritores cortesanos, quienes transitaban con facilidad del ridículo al patetismo en aras de complacer al soberano. Ante ello, rescató otra noción que hizo época, relativa a la dignidad de las personas de letras entendida en su sentido más lato.
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