CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El vínculo del cantante de banda Julián Álvarez, Julión, con una presunta red de lavado de dinero de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación cayó como un balde de agua fría no sólo en Los Pinos. También en Televisa.
La empresa de espectáculos más importante del país había apostado por el intérprete de Ni Diablo ni Santo como su nueva figura para las audiencias del género grupero. Lo apoyó, lo contrató, lo premió, lo consintió, lo impulsó para formar parte, incluso, del grupo de artistas que le dio la bienvenida al Papa Francisco en febrero de 2016.
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